sábado, 21 de noviembre de 2009
lunes, 16 de noviembre de 2009
Sueños de un niño que cuando sea grande va a ser dentista
Esta noche vienen los reyes magos, por eso puse agua mineral, y un poco de alimento balanceado para camellos, la verdad no me interesan los regalos, mi idea es atraparlos en una jaula y torturarlos, a los camellos no, no tengo nada contra ellos, torturar y maltratar a los reyes magos, tener a Melchor secuestrado, y que padezca síndrome de Estocolmo.
En la escuela me cuentan las hazañas del General San Martín con su caballo y la cordillera esa, pero la verdad que no le encuentro ningún tipo de mérito ni sentido, si hubiera tenido un poco de inteligencia hubiera creado algo así como un helicóptero, además supuestamente un prócer debería tener algo más que facultades alpinistas, eso es de boy scout, no de prócer, la verdad es que a San Martín prefiero imaginármelo arriba del caballo de alguna calesita buscando heroicamente la sortija que reparte el viejo perverso más que con cualquier cordillera, cualquier caballo o cualquier espada.
Odio cuando mis amigos agarran a las hormigas y las queman una por una con una lupa, es un trabajo de puta madre, yo propongo una creación superior, un campo de concentración para hormigas, el primero, con la ventaja de la producción de una cosa tal como el primer jabón para escarabajos hecho a base de hormigas.
Me gustaría ser un bicho bolita, y así evitar la vacuna de los ocho, de los dieciséis, del sarampión, la antitetánica, la antirrábica, la antialienígenas, ah, y cuando renueve el documento en la foto quiero salir parecido al Pájaro Caniggia, por eso el pelo larguito y la vinchita.
Qué vas a hacer cuando seas grande pregunta mi tía, no se tía, ni siquiera se si quiero ser grande, y no es por hacerme el Peter Pan, jamás podría tener ese trajecito verde tan ridículo, pero ya que preguntas, y ahora que lo pienso, podría ser un asesino a sueldo de tías, matar por encargo de niños a tías que hacen preguntas insoportables, y quizá planeé alguna cosa más terrible todavía, sí, cuando sea grande voy a ser dentista.
En la escuela me cuentan las hazañas del General San Martín con su caballo y la cordillera esa, pero la verdad que no le encuentro ningún tipo de mérito ni sentido, si hubiera tenido un poco de inteligencia hubiera creado algo así como un helicóptero, además supuestamente un prócer debería tener algo más que facultades alpinistas, eso es de boy scout, no de prócer, la verdad es que a San Martín prefiero imaginármelo arriba del caballo de alguna calesita buscando heroicamente la sortija que reparte el viejo perverso más que con cualquier cordillera, cualquier caballo o cualquier espada.
Odio cuando mis amigos agarran a las hormigas y las queman una por una con una lupa, es un trabajo de puta madre, yo propongo una creación superior, un campo de concentración para hormigas, el primero, con la ventaja de la producción de una cosa tal como el primer jabón para escarabajos hecho a base de hormigas.
Me gustaría ser un bicho bolita, y así evitar la vacuna de los ocho, de los dieciséis, del sarampión, la antitetánica, la antirrábica, la antialienígenas, ah, y cuando renueve el documento en la foto quiero salir parecido al Pájaro Caniggia, por eso el pelo larguito y la vinchita.
Qué vas a hacer cuando seas grande pregunta mi tía, no se tía, ni siquiera se si quiero ser grande, y no es por hacerme el Peter Pan, jamás podría tener ese trajecito verde tan ridículo, pero ya que preguntas, y ahora que lo pienso, podría ser un asesino a sueldo de tías, matar por encargo de niños a tías que hacen preguntas insoportables, y quizá planeé alguna cosa más terrible todavía, sí, cuando sea grande voy a ser dentista.
domingo, 15 de noviembre de 2009
Cansado del anonimato de los cuatrocientos fósforos Patito, decidí agarrar uno, llamarlo con el nombre de Maxi, y enseñarle que no debe sacrificar su vida ante una cosa tan insignificante como una hornalla, Maxi, vos estás para grandes cosas, por ejemplo, el tanque de nafta de aquél Renault 6 que está estacionado, o el bigote del mariachi de ahí de la esquina, incluso, si te portas bien, podes llegar a quemar una cajita llena de cartas, entradas de recitales y plumas, y quién te dice, antes de que tu corta vida se termine puedas conocer el amor de una bellísima fósfora Fragata. Siempre preferiré la vida en sociedad del fósforo por encima del individualismo acérrimo del encendedor.
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