Últimamente enfrento a los libros con una cierta desconfianza. Creía estar leyendo un libro en castellano, pero la palabra "viene" me pareció entonces que refería a la capital de Austria, es decir Viena, en algún otro idioma. Las demás palabras en apariencia castellanas y tranquilizantes eran una eterna enumeración de ciudades en un idioma desconocido y odioso.
Podría intentarlo con otro libro, pero las letras en diagonal forman flechas, al menos cuando están alumbradas.
Es detestable querer asociar cualquier situación amorosa de algún relato con la mujer que me mantiene psicoactivo. Lo mismo corre para las películas.
sábado, 22 de marzo de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Me gusta lo que escribís , aunque me da la sensación de extravío cuando lo leo, me transporta a distintos lugares , es raro, pero al mismo tiempo distinto que el resto.Vale la pena seguir...
Publicar un comentario