viernes, 6 de junio de 2008
Baba.
Manjares de baba bebidos en jarabes, cura absoluta de la carne, de las piernas, de la carne que derrocha baba, los apóstoles babean, centrifugan su baba, llenan zanjas con baba, científicos estudian la infraestructura de la baba, la miel babeada por las abejas, rinocerontes calvos muertos en una zanja, ahogados en baba, hilos de baba comunican ciudades, perdido como turco en la baba, volleybolistas pierden sus remeras transpiradas de baba, santas rezan lluvias de baba, ¡crezcan plantas! , inmundas plantas, babean fotosíntesis, el sol mata, quema, inunda, seca la baba, telarañas tejidas por ancianas babosas televisivas que no cambian de canal, con sus dentaduras todas babeadas, asesinos que cantan y dejan los micrófonos impregnados con baba, enfrentan ejércitos de babas armadas con bocas, con ríos de baba, con lenguas, que lamen la baba y vuelven a segregarla, la toman como si fuera nieve, la hacen un bollito, y pum, baba en la cara, payasos limpian sus maquillajes con baba, se van a los saltos, esquivando charcos de baba nocturna, la luna desangrándose en baba, la sangre es baba, la baba sólida, hielos de baba, se derriten, experimentos conductistas tratando de moldear el comportamiento de la baba, la propiedad privada de la baba, de los caracoles organizados en comunidades que comparten la baba, edificios de baba expropiados, uno, dos, tres, catorce, escondida la baba, piedra libre a la baba, un vaso de baba en el desierto, ahora todos juntos, un, un, vaso, vaso, de, de, baba, baba, en, en, el, el, desierto, no, baba de nuevo, baba, dada, no, baba, el nihilista rendido ante su verdad.
martes, 3 de junio de 2008
En la casa con forma de pipa...
Había tres hombres, uno miraba para abajo, el otro le miraba el zapato al cabizbajo y el otro tenía los ojos cerrados. Estaban tomados de la mano, como formando un redondel, uno rezaba, el otro relataba un partido de fútbol y el otro ni hablaba.
Había cinco perros, todos hambrientos, todos cansados del alimento balanceado, todos mordiendo al de los ojos cerrados que rezaba.
Había un pullover, que lo tenía puesto el menos friolento, que relataba un partido de fútbol y miraba para abajo.
Había un telefono, que sonaba, que lo escuchaba solamente el que ni hablaba y que miraba el zapato del cabizbajo, sin poder entender como los dos tenían su pie izquierdo adentro del mismo zapato.
Había cinco perros, todos hambrientos, todos cansados del alimento balanceado, todos mordiendo al de los ojos cerrados que rezaba.
Había un pullover, que lo tenía puesto el menos friolento, que relataba un partido de fútbol y miraba para abajo.
Había un telefono, que sonaba, que lo escuchaba solamente el que ni hablaba y que miraba el zapato del cabizbajo, sin poder entender como los dos tenían su pie izquierdo adentro del mismo zapato.
domingo, 1 de junio de 2008
Caminata.
La provocativa construcción de ese extraño sarcófago, que hace a las veces de espacio inodoro, debo agradecérsela a mi tío y a su incansable condición de blasfemo.
Los insultos impulsan a una caminata nocturna, magnificada por el marco de la ventana que el vecino se encargó de convertir en cosa residual (antes se deshizo del vidrio, triturándolo y desparramando los pedacitos por encima de la pared para que nadie entre a robarle la cortadora de pasto).
Pasar primero la mano a través del marco, comprobando la dimensionalidad y la carencia de electricidad, y después el cuerpo, comprobando la posibilidad de que el cuerpo pase por el marco.
La novia olvidó las flores en el suelo, todavía guardan un poco de olor, unas cuadras más adelante, los pétalos serán victimas de un falso ataque de furia.
La casa esa, del timbre floreado, tiene la dirección borrada, pero se sabe que ahí había tres números. Al lado, un asiento está preparado para que el niño contemple su hogar desde afuera.
Planteamos con mi acompañante la posibilidad de la existencia de un arcoiris nocturno. Nos reímos del patético intento de los faroles por responder nuestra pregunta.
Juntos cantamos porque conocemos la letra, no lo haríamos si supiéramos como nos mira el hombre de pelito para el costado. No lo hacemos más, y el falso ataque de furia, y los pétalos resignados ahí en el suelo, nos sirven para simular la locura, que el del pelito no nos mire más, y poder seguir cantando.
One, two, three… if you close the door....
Los insultos impulsan a una caminata nocturna, magnificada por el marco de la ventana que el vecino se encargó de convertir en cosa residual (antes se deshizo del vidrio, triturándolo y desparramando los pedacitos por encima de la pared para que nadie entre a robarle la cortadora de pasto).
Pasar primero la mano a través del marco, comprobando la dimensionalidad y la carencia de electricidad, y después el cuerpo, comprobando la posibilidad de que el cuerpo pase por el marco.
La novia olvidó las flores en el suelo, todavía guardan un poco de olor, unas cuadras más adelante, los pétalos serán victimas de un falso ataque de furia.
La casa esa, del timbre floreado, tiene la dirección borrada, pero se sabe que ahí había tres números. Al lado, un asiento está preparado para que el niño contemple su hogar desde afuera.
Planteamos con mi acompañante la posibilidad de la existencia de un arcoiris nocturno. Nos reímos del patético intento de los faroles por responder nuestra pregunta.
Juntos cantamos porque conocemos la letra, no lo haríamos si supiéramos como nos mira el hombre de pelito para el costado. No lo hacemos más, y el falso ataque de furia, y los pétalos resignados ahí en el suelo, nos sirven para simular la locura, que el del pelito no nos mire más, y poder seguir cantando.
One, two, three… if you close the door....
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