sábado, 4 de octubre de 2008

Identidad pasajera.

Deshojando margaritas, lidiando entre “me cree un alfajor-ignora por completo mi existencia-me cree un alfajor-ignora por completo mi existencia”. Un gato negro se me cruza caminando hacia atrás y pone en jaque a la superstición. El ramillete improvisado apunta hacia el suelo, como escondiéndose de la risa impiadosa de los deportistas extremos. Finalmente resuelvo colocar la podredumbre en el estante de la biblioteca despoblada de libros (todavía con un camión de bomberos de juguete al que le falta pila), estirar las piernas en el piso, usar la pared como respaldo y buscar en la lejanía del estante un trozo de identidad pasajera.

2 comentarios:

Jaime Primero dijo...

Mas profundo que el pozo en la arena que una vez Mateiko junto a Pelufo cabaron durante aquellas vacaciones en Mar del Plata, creo que este texto me ha llegado, a pesar de los chistes. Espero que su pluma siga dando frutos y que si algun vez tiene hambre no se coma estos mismos frutos por que despues pueden salir por otro lado de su cuerpo y como sabemos, no es lo mismo que el fruto original.
Me despido, Salud!

Anónimo dijo...

Hay que volver a los origenes. Siempre volvemos a los origenes. Porque mepezamos. Nos aburrimos. Volvemos a los origenes. Y volvemos a empezar algo nuevo. Hay que volver a los origenes.

Yo, me cree un alfajor. Margaritas impares que junto un Fito Paez anacronico.

Saludos desde Madrid, Cecilia esta por filmar con Almodovar y te manda saludos tambien.

Un Fito Paez Anacronico.