martes, 30 de diciembre de 2008
Breves de González.
En el supermercado un oso de peluche te puede sorprender en la góndola de papel higiénico y ahí te quiero ver.
Hay mañanas en las que uno envidia el hígado de algún abstemio más que cualquier pequeña fortuna.
La publicidad de Coca-Cola influenció tremendamente a mi hermana que cada vez que empuña la botella pareciera que está llegando al nirvana.
El mejor de los bigotes artificiales es el del café del desayuno.
Las esperas y los malos entendidos son realmente horribles.
domingo, 7 de diciembre de 2008
Empatía sincrónica.
lunes, 17 de noviembre de 2008
La novena persona.
¿Cómo lo sabemos? Realmente no lo sabemos, solamente lo intuimos como uno puede intuir que el sándwich de milanesa que está hace como doce horas en el sol nos puede dar una patada al hígado, que nos van a empatar en el ultimo minuto o que la chica esa lo va a lastimar a González (y cuando digo que lo va lastimar, lo digo por las uñas largas y no por otra cosa, por lo demás serán felices y comerán tostadas).
Ponerse en el lugar del que canta cuando está solo, requiere eso, estar solo, y aprender un par de canciones, aunque si uno quiere hacer una carrera como literato poniéndose en el lugar del que canta cuando está solo tiene la responsabilidad de aprenderse más de un par de canciones para que no digan que uno anda pareciéndose a sí mismo, cosa que sería completamente inadmisible e inhumana.
Se de personas que están empeñadas en acompañar a esa novena persona, en darle la mano y no soltársela jamás, pero no alcanza con darle la mano, para acompañarlo realmente deben invadir sus sueños librándose de todo antropomorfismo y acercándose lo más posible a la forma de una sanguijuela o a la de una ardilla que odie las avellanas.
domingo, 9 de noviembre de 2008
Laberinto acuático.
Estaba abajo, veía borroso, como en un sueño de un lanzador de jabalinas con cataratas, y empecé a bucear, todo por el fondo y con un ruidito medio como de globo desinflado en cámara lenta que me acompañó durante todo ese rato.
Miraba para arriba y tres caras borroneadas que cantaban una canción que se escuchaba como cantada por burbujas, apenas distinguí que era en ingles.
Llegué hasta el extremo, toque el redondel negro entre las cerámicas celestes, y cuando ya me quería salir me di cuenta que arriba había cemento, una especie de laberinto acuático insoportable, no podía respirar, y una salida, como por un tubo, y otra vez la superficie, y en mi bolsillo un papel con algo escrito, un hombre con más canas que pelo que me lo pedía, que me decía que le hacía acordar a la masmédula y que quería que lo acompañara en una caminata. Más lejos, camina al lado mío, pero que en el medio haya espacio para uno más, que no va a venir, que no lo esperamos, pero le corresponde. Y en el camino silencio, silencio y barro, y un caballo al que no me podía subir, y más barro, y el de canas ni una palabra, y pasamos por una casa en la que uno se queja a los gritos, que se siente subestimado por su familia que lo considera un mal asador. Hasta acá llegamos, codazo en el ojo y hasta pronto.
viernes, 24 de octubre de 2008
El otro día.
Siempre es agradable seguir la huella de una flor disecada, que en este caso me conduce a los talones de un viejito que ya casi ni camina y arruina cualquier tipo de ilusión de eterno perseguidor.
El juego está maldito, 35685 (número de garras improbable), un vendedor de billetes infiel, el número de garras improbable como ganador, y las manos agarrándose la cabeza como un gesto congelado hasta hoy.
El alérgico a los cigarrillos de chocolate molió las botellas de vino de trece pesos (siempre el vino de doce pesos para arriba), colocó los vidrios encima de la pared para que nadie se acerque a sus pertenencias, el abrazador saltó por encima de la pared, los vidrios abrieron una profunda herida en el abrazador que sin embargo llegó al alérgico a los cigarrillos de chocolate, lo abrazó, y murió desangrado en sus brazos.
Las cosas que pasan el otro día siempre me resultan absolutamente trascendentales.
El otro día resulta que, la eternidad.
miércoles, 15 de octubre de 2008
Sin embargo un día, justo cuando alguno empezaba a decir “che….este nunca….”, se lo sacó, no dejo ni un pelito, y me acuerdo que se pasaba el dedo, como extrañando algo, pero a su vez desmitificando aquello otro.
Me acuerdo que decía, que no tenía que ser algo tan terrible, que no había que esconderlo en un sentido inverso al del tesoro, que iba a pasar, más allá de esos elixires de yogurth, de las vueltas en redondel a la plaza, de alimentos con Omega nueve y de guerras frías contra el colesterol.
Me pregunto hasta dónde la tristeza no se emparenta con el egoísmo, y hasta dónde uno puede dejar de ser egoísta.
Por qué no se podrá volver el tiempo atrás, volver a esa última clase, acercarme dubitativamente hacia él y decirle: “tome maestro, este capitán del espacio es para usted, usted se lo merece”.
sábado, 4 de octubre de 2008
Identidad pasajera.
sábado, 27 de septiembre de 2008
Onironauta.
Existo como soñador, “ya se que estoy soñando”, pero una vez que ese sueño se hace conciente, la conciencia de la vigilia se esfuma y a la par de que el sueño termina, el despertar se vuelve enigmático.
viernes, 12 de septiembre de 2008
Así habló González.
jueves, 11 de septiembre de 2008
Oración suprimida.
martes, 19 de agosto de 2008
Premonición, alteración espacial y solidaridad.
-No le hagan daño a Günter, no le hagan daño a Günter.
Lo digo casi a los gritos y pronunciando la R final de manera extraña, tirado en la cama, mientras leo al tipo ese que nació accidentalmente en Bruselas. Nunca entendí muy bien que significaba eso de nacer accidentalmente, siempre me imaginé dos ómnibus colisionando en una calle poco transitada de Bélgica.
Leer en los próximos días los policiales del gran diario germano no me va a satisfacer, el daño que le hacían a Günter lo intuyo como un daño de índole emocional, ocasionado por un primo algo mayor que él y en complicidad con uno de los comerciantes más reconocidos de la zona.
sábado, 12 de julio de 2008
Desconcertista toca la pieza número catorce para desconcierto de piano.
La teoría del desconcierto funciona a la perfección, ahondar sobre ella no haría más que perjudicar su funcionamiento. Un par de caballos galopan en el agua y son perseguidos por un perro enano que es un peligro que ande en esas cosas porque en una de esas se ahoga. Estoy convencido de que el pelaje del tercer caballo no es real, se trata de una peluca. Cada paso que doy en dirección hacia el río no hace más que poner en riesgo mi vida. La idea de que cada paquete de galletitas de salvado esconde un poema es encantadora. El miedo a cruzar las vías, en ojos cerrados no entran moscas ni se ven accidentes de ferrocarril. Los espías en el confesionario desatan la paranoia. Apuestas, mi error no es favorito pero hará que muchos se hagan millonarios. No he escuchado frase más tacaña que esa que habla de aportar un granito de arena. La madre de mi amigo está hastiada, justifica a cada rato el falso desorden, confía en mis capacidades y le propone a su discípulo que se practique una vasectomía. No soy ningún vigilador. Una especie de corner corto para el lobo. La murga a pasos del cementerio. La rodaja de pan lactal hurtada. El mensaje subliminal escrito con pasta dental en la bañadera. Hay algo de lo que quiero hablar pero que voy a esperar a que se aleje (o acerqué y después se aleje, y yo me aleje para acercarme). Desconcertado. Dos puertas para cerrar, optaré por la entreabierta.
viernes, 6 de junio de 2008
Baba.
martes, 3 de junio de 2008
En la casa con forma de pipa...
Había cinco perros, todos hambrientos, todos cansados del alimento balanceado, todos mordiendo al de los ojos cerrados que rezaba.
Había un pullover, que lo tenía puesto el menos friolento, que relataba un partido de fútbol y miraba para abajo.
Había un telefono, que sonaba, que lo escuchaba solamente el que ni hablaba y que miraba el zapato del cabizbajo, sin poder entender como los dos tenían su pie izquierdo adentro del mismo zapato.
domingo, 1 de junio de 2008
Caminata.
Los insultos impulsan a una caminata nocturna, magnificada por el marco de la ventana que el vecino se encargó de convertir en cosa residual (antes se deshizo del vidrio, triturándolo y desparramando los pedacitos por encima de la pared para que nadie entre a robarle la cortadora de pasto).
Pasar primero la mano a través del marco, comprobando la dimensionalidad y la carencia de electricidad, y después el cuerpo, comprobando la posibilidad de que el cuerpo pase por el marco.
La novia olvidó las flores en el suelo, todavía guardan un poco de olor, unas cuadras más adelante, los pétalos serán victimas de un falso ataque de furia.
La casa esa, del timbre floreado, tiene la dirección borrada, pero se sabe que ahí había tres números. Al lado, un asiento está preparado para que el niño contemple su hogar desde afuera.
Planteamos con mi acompañante la posibilidad de la existencia de un arcoiris nocturno. Nos reímos del patético intento de los faroles por responder nuestra pregunta.
Juntos cantamos porque conocemos la letra, no lo haríamos si supiéramos como nos mira el hombre de pelito para el costado. No lo hacemos más, y el falso ataque de furia, y los pétalos resignados ahí en el suelo, nos sirven para simular la locura, que el del pelito no nos mire más, y poder seguir cantando.
One, two, three… if you close the door....
miércoles, 21 de mayo de 2008
The Darjeeling Limited.
Diálogo de la película "The Darjeeling Limited". Dirigida por Wes Anderson, año 2007.
-Trabajo en otro relato corto, he escrito el final pero no se como empieza.
-Leénos lo que tienes.
-Pase lo que pase al final (dijo ella) no quiero perderte como amigo.
-(Él la miró a los ojos) te prometo que nunca seré tu amigo, en ningún caso, jamás.
-(Ella añadió con voz quebrada) si follamos mañana me quedaré hecha polvo.
-Por mí no hay problema (repuso él y le quitó la blusa por la cabeza).
-Te quiero (dijo ella), nunca te hice daño a proposito.
-(Él asintio) me da igual (al final decidió no ir a Italia).
lunes, 12 de mayo de 2008
Feliz cumpleaños.
Nació el doce, pero lo anotaron el trece, pero lo festeja el doce. Cumple ochentayocho pero el calendario que le regalaron en la farmacia es de dos años atrás; además se guardaron las velitas del año pasado, desapareció el ocho, así que en la torta dice que cumple siete, encienden varias veces la misma velita, pero desiste a una cruel competencia con el viento, le piden que pida tres deseos, pero dice uno, y del resto ni se acuerda, le recomiendan que elija tres veces el mismo, se olvida que ya había pedido el primero y termina pidiendo cuatro deseos idénticos, brinda con ninguna copa, fatigaría abrazar un vaso servido.
La bicicleta esa oxidada, con el manubrio torcido, con los broches metálicos para que no se le enganche el pantalón con la cadena, con el portaequipaje en el que antes entraba, con las manoplas verdes, que no querían que la use, que se entristecieron cuando la dejo de usar, que ahora le suplican que vuelva a usarla.
La predilección por su sobrino, el que es un lince, el que le corta el pelo, el que poda los árboles y el que le cortaría los brazos si volvieran a crecerle.
El miedo a meter la cabeza abajo del agua, no aprendió a respirar ahí, no encontró a nadie que le enseñe.
La contemplación incansable del mar, los mitos del portugués (el de las ojotas rojas, el que se le ven los pies como con tierra, el que vive cerca del mar) y de las raíces de la higuera que curan las heridas del azúcar.
El misterio del pasadorcito de la puerta de madera, el último misterio genuino.
La plantación de radicheta en lo del rubio, donde se me iba la pelota, donde nadie la pinchaba.
El odio intenso al vasco, que le ponía la basura en la puerta, que me cruzaba las piernas en la vereda para que no pase con la bicicleta, que lloró por el a pesar de todo alguna vez.
La pasión por los autos (más allá de cualquier modelo) que tienen arriba de la puerta para tenerse, y ¡que bueno que es tener para tenerse!.
Su progresivo afecto hacía mi mascota, el paso del “salí boba” al “vení chiquita”.
Léeme el horóscopo, y qué dice el tuyo.
Ir a cobrarle a Ponce, ¡con lo difícil que es que pague Ponce!.
El galpón eterno, que le seguirá perteneciendo mientras se siga sentando en el escaloncito de la casa de al lado.
viernes, 9 de mayo de 2008
Figuras hologramáticas.
Creo estar listo para el encierro, ya subsistí a las figuras hologramáticas que me han visitado, que me han insistido con eso de que la solución no era el claustro, y luego se han ido dándome el viejo regalo de cumpleaños que me debían: un candado.
sábado, 3 de mayo de 2008
Sobre el encendido de una estufa en climas ambiguos.
T-no tengo ganas, hace un calor terrible y esa estufita eléctrica deja toda la pieza anaranjada.
G-¿y qué problema hay con eso?
T-sabes que siempre odié las zanahorias
G-y yo siempre te odié a vos, no puedo querer a alguien que odie a las zanahorias
T-bueno, ahora amo a las zanahorias, pero no deja de hacer calor
G-ahora odio las zanahorias
T-ahora tengo frio, ¿la prendés?
G-no puedo porque esa estufita eléctrica deja toda la pieza anaranjada.
T-¿y que problema hay con eso?
G-es que siempre odie las naranjas
T-y yo las zanahorias
G-lo se, pero eso siempre te odié
domingo, 27 de abril de 2008
El momento en el que González tuvo algo para decir y solo atinó a parpadear.
viernes, 11 de abril de 2008
Rituales paganos: despedidas.
Y nunca más verla. Eso es lo que me hubiera gustado decir. Momentos en los que uno necesita estar entretenido y se encuentra con la triste realidad de que la tapita en algún momento se termina de enroscar.
jueves, 3 de abril de 2008
Entrevista.
-¿Volvemos a intentarlo?
-No
miércoles, 26 de marzo de 2008
Debajo del detergente: Velas.
-¿Cómo podes imitarlas tan bien? ¿Estuviste ahí?
Es delicioso el sabor del plato cuyo único elaborado consiste en el traspaso material de una mano a la otra.
-Gracias, te quiero, están buenísimos. ¿Vos de que te reís?
Parecía ridículo agradecer la sencillez.
(Sonrisa imaginaria)
Mi hermano está con una jaqueca agudizada por los murmullos.
-Shhh, ¿Hasta cuando van a seguir?
Pensamos seguir mucho más y después disculparnos.
-Perdona por lo de recién, estuvimos muy mal, ahora vamos arriba.
Rompieron un vidrio para robar una bicicleta en la casa de un vecino.
-Policía, ¿no escucharon ruido en los techos?
-No abras, no debe ser la policía.
Sin embargo visten como si fueran ellos. Desvistiéndose supongo que parecerían carpinteros.
-Mamá, ¿De donde sacaste ese disco?
Cree estar en el océano.
Voy a tranquilizar un poco a mi hermana. Sonrió.
sábado, 22 de marzo de 2008
Malas pasadas.
Podría intentarlo con otro libro, pero las letras en diagonal forman flechas, al menos cuando están alumbradas.
Es detestable querer asociar cualquier situación amorosa de algún relato con la mujer que me mantiene psicoactivo. Lo mismo corre para las películas.
jueves, 20 de marzo de 2008
Previo al estancamiento.
Un profesor reemplaza sistemáticamente la "d" final de cada palabra por una "t", la ciudad es una ciudat, en todo caso cualquier falla con el lenguaje la compensa con una camisa con unos arabescos verdes realmente alucinante. Mi amigo me dice que quisiera robársela para utilizarla la próxima vez que tome ácido, a mí me alcanzaría con verla más de cerca.
-La vida no es un tazón de cerezas
-¿Ahhh no? ¿Y qué es? (Una cloaca, una cloaca)
-(Voz dramática, solo eso).